Cereza

Cereza

lunes, 20 de agosto de 2012

La Séptima Cereza


La Séptima Cereza

Sábado por la tarde,  día de reunión con los amigos del grupo, era algo especial esta reunión y no solo porque teníamos rato sin vernos, lo era porque estaba la promesa de que jugaríamos con una sumisa, una chica guapa en su segunda década de vida,  de complexión delgada, con un busto firme y altivo, una boca enorme y al parecer la actitud adecuada.

Ese día despertamos algo tarde ya que tuvimos una deliciosa noche de viernes en sesión, se dieron las dos de la tarde y salimos del cuarto para comer algo, fuimos a la plaza y al terminar mi Señor decidió iríamos de compras, pasamos por el súper, veíamos a nuestro rededor una cantidad considerable de “colitas” bien formadas, criticamos unas cuantas… Para aquellos quienes participamos dentro del mundo del BDSM no vemos las áreas de compras como los demás, somos mas “creativos” donde alguien común ve solo una bolsita para colocar verdura, nosotros vemos algo con que provocar asfixia y en especial  mi Señor tiene la facilidad de ver en cosas muy simples algo con que jugar…

Caminando entre los primeros pasillos mi Señor  tomo un cepillo grande para lavar autos toco las cerdas y lo dejo de nuevo, seguimos caminando y en el área de lavado tomo otro cepillo, mas pequeño con punta, las cerdas eran duras, sonrió y lo metió al carrito, seguimos caminando y se encontró con pinzas para tendido, de madera, checo las que tuvieran buena presión y también las metió al carrito, conversamos un poco de que faltaban mas cosillas y un par de pasillos mas en el área de velas checo de cuales había y eligió unas ya conocidas, pequeñas, de vaso de cristal en tono blanco y un paquete de 4 velas de 20 cm de largo igual en tono, blanco.

Después  pasamos por el área de frutas, mi Señor se acerco a un rollo de bolsas de plástico y tomo dos, las coloque dentro de mi bolso, paso por la repisa que contenía 3 diferentes de tamaño de Pepinos, solo observo… siguió caminando  y tomo una charola de Cerezas frescas

-Estas son para ti- me dijo mientras me tomaba del cuello acercándome a su boca para besarme.

 En el área de farmacia fue directo a los guantes de látex, agarro una bolsita y con eso caminamos hacia caja, salimos del súper  y en la misma plaza en una de esas tiendas de electrónica  compro una raquetita, de esas horribles con las que se matan los bichos con electricidad para asarlos literalmente (una de sus torturas favoritas)  mi Señor comento algo que hizo me diera una cosquilla incomoda en el estomago…

--Sabes que si no nos prestan a la chica de todas formas se usaran estos juguetes hoy, Verdad?—

Yo solo sonreí , trague saliva, y sentí aparte de la cosquilla estomacal que se me erizaba la piel, mi entender era muy simple, si el Señor Inquisitor dijo que nos prestaría a su sumisa, no veía una posibilidad de que dijera que no, pero mi Señor si, pregunte si el sabia algo que no me había dicho, y solo respondió

-No lo se, son cosas que pueden pasar, no lo crees?—solo que quedo responder que si, ya que El tenia razón.

Me llevo a casa para que cambiara mi ropa para usar algo mas adecuado a la ocasión, ya era tarde así que me vestí con una falda satinada, blusa y medias de red, todo en negro, me puse mi corsett rojo (cinturilla) y mis zapatos de satín rojo, agarre mi cabello y me maquille un poco, aun tenia las secuelas de la gripe, pero eso no impediría que yo saliera con mi Dueño ese día.

Llegamos al café y nos encontramos con el grupo, platicamos, reímos, planeamos mas encuentros y cuando era el momento de saber si usaría mi Señor a la Sumisa prometida su Dueño nos dijo no podría suceder, por causas no controlables en ese momento. Mire a mi Señor y el sonrió asintiendo, Él lo había  supuesto y paso, volví a sentir ese cosquilleo estomacal, no, no era miedo, era una combinación de expectativa y pánico!!

Baje la mirada y vi mis manos entrelazándose y me vino a la mente como me ataría en la argolla que tiene en su cuarto, con una barra extensiva en mis manos y otra en mis pies, mi pecho bañado en cera y mis pezones torturados por la raqueta… busque mi bebida y casi me la termine de un trago. Mi Señor vio mi cara y entre risas me dijo

--No te preocupes Perrita, aun no acaba el día--

Seguimos conversando y entonces se separaron de la mesa Carmilla y Marie, comentaron irían a comer pizza y dar una vuelta al paseo que crean todos los sábados en la avenida Chapultepec,  mi Señor dirigiéndose a Carmilla comento…

-Alguien le debe a alguien una salida, o por lo menos una disculpa--

Carmilla de inmediato se detuvo y dijo

-Pues si, es cierto-  Mi Señor de inmediato propuso llevarla al término de la reunión a su casa, quizá con una parada técnica antes, Ella acepto.

Cuando se fue en búsqueda de Mari  para dar el paseo mi Señor con una enorme sonrisa de satisfacción miro al cielo y dijo

-El Señor es mi pastor y nada me faltara-

Inquisitor lo miro y dijo también con una sonrisa que esta noche le iría mucho mejor con Carmilla, a lo que respondió mi Señor que si, que mejoro mucho la noche con esta sorpresa.

Siguió la tarde de forma tranquila, llegaron Carmilla y Marie, comenzaron las despedidas de todos los integrantes del grupo y ya los 3 nos dirigimos al auto de mi Señor Sagrev. 

Ya en el auto mí Señor abrió la puerta donde nos metimos Carmilla y yo, El adelante con el asiento del copiloto sin ocupar manejo hacia un “paraje romántico” platicamos acerca de amigos y experiencias. Al llegar al paraje la chica que nos atendió en la habitación mostro una cara de extrañeza al vernos, pero igual nos dio el pase, subimos las escaleras sin prisa, mi Señor fue el ultimo en entrar, yo de inmediato tome la bolsita con las compras de la tarde y me dispuse a acomodarlas para que mi dueño las pudiera tomar a su gusto.

Mi Señor mientras tanto tomada de la cintura a Carmilla quien se dejaba guiar por las manos de mi Señor,  poco a poco le quitaba su ropa, un suéter ligero y una blusa vaporosa en tono claro, cuando bajo el  pantalón de mezclilla dejo ver unos bellos calzoncitos de con figuritas de animalitos, eran muy coquetos, le recordó a mi Señor que Carmilla aun cuando es una mujer madura y muy centrada para su edad no deja de tener ese aire de inocencia que la caracteriza y que todos en el grupo aprecian…



Mi Señor aun con mas morbosidad bajo lentamente su ropa interior besando y acariciando esas bellas y redondeadas formas,  beso sus senos delicadamente y tocaba su monte oscuro y húmedo, la volteo para poder ver su espalda y su bellas nalgas, coloco un antifaz y apoyo sus brazos ligeramente hacia atrás y los amarro y a su vez a las piernas dejándola  inmóvil, ella dejo caer su cara de lado en la almohada y tomo el primer vibrador uno de color rosa con cabeza movible al que mi Señor llama “el novio” lo metió lento dentro de su empapada vagina, la cabeza de este giraba y vibraba en la velocidad leve, mientras encendí la vela para que comenzara a calentarse la cera, mi Señor tomo un segundo vibrador lubricado y lo inserto en el ano de Carmilla que se abrió sin problemas para recibirlo.


Mi Señor me observo basto solo un gesto para que entendiera su orden, tome la vela que ya tenia la cera liquida y la deje caer poco a poco en las nalgas de Carmilla, al hacer contacto con su piel salió de su boca un sonido muy quedo, le gusto… La cera seguía cayendo en gotas por sus nalgas y se chorreaba hasta su espalda, su piel que tenia bien definido el uso del bikini por sus ultimas vacaciones en Vallarta cambiaba a un color a rosado contrarrestando el tono bronceado de su espalda, seguí vertiendo la cera pero deje de hacerlo al ver como mi Señor sacaba al novio de su interior y se preparaba para entrar el, lo mire y le dije que eso dolería si no la tenia bien lubricada, que ella era estrecha, mi Señor sonrío y dijo que lo aguantaría sin problemas, lubrico su miembro y dejo caer un poco mas en la entrada vaginal y lo esparció con sus dedos, tomo su miembro y lo coloco en dirección y entro lento en ella, Carmilla se movió al sentirlo, pero se mantuvo  en posición, mi Señor entro completamente en ella y comenzó a moverse lento, con otro gesto me indico le pasara el Flogger.

Cada inserción que hacia en ella era un golpe con el Flogger en su espalda para quitarle la  cera, ella se mantenía en posición y de su boca solo salían pequeños sonidos queriendo emular una queja, mi Señor seguía y seguía haciendo posesión de ella hasta su rincón mas profundo por ano el vibrador y El por su vagina.

Después de unos minutos mi Señor salió de ella, le desato sus brazos para poder acostarla boca arriba, tomo sus manos y le coloco unas muñequeras que se unían mediante un gancho, paso un laso por en medio de él y lo atoro a la perilla de la puerta para que no pudiera meter las manos,  su cara seguía cubierta por el antifaz, sus labios rosas sonreían, Ella sabia que disfrutaría mucho ese momento, mi Señor se inclino ante ella, abrió sus piernas y comenzó a comerla, la humedad que tenia entre sus piernas lo hizo decir –Mmmm que rica estas—la sonrisa de Carmilla se hizo mas evidente.

Mientras mi Señor se deleitaba con los jugos de Carmilla comencé a colocar las pinzas de madera por sus senos que se ofrecían a la tortura,  la primer pinza fue colocada con cuidado, confesare que con las demás pinzas deje de ser delicada, con paciencia  las deje unidas por un pequeño cordel, las dos ultimas fueron colocadas en sus pezones que sobresalían presumiéndose, deje caer en su pecho poco a poco la tibieza de la cera, las pequeñas gotas se iban convirtiendo en capas gruesas de cera caliente, su senos cambiaban a un hermoso color rosado tanto por la presión de las pinzas como por la temperatura de la cera, en verdad que se veía hermosa, sus labios se abrían, mi Señor seguía comiéndola, entre sonidos, cera y pinzas Carmilla tuvo  un orgasmo.

Mi Señor se levanto para observar como había quedado su pecho, tomo la tela que cubría sus ojos y la hizo a un lado para mostrarle lo bien que se veía, y aun mejor,  lo que le esperaba, ella sabia que ese cordón que unía a las pinzas seria tirado con fuerza, y comento que el dolor de las pinzas era mas cuando estas eran retiradas que al traerlas puestas. Mi Señor sonrío y dio un tirón…

La espalda de Carmilla se arqueo por el dolor, entre risas mi Señor dio el segundo tirón quitando por completo las pinzas, dejo a nuestros ojos un par de Senos rosas, mi Señor dijo que habían quedado muy bien,  mas aclaro que en una próxima ocasión seria de pie y así habría mas pinzas cubriendo sus senos, cubrí de cera sus pezones erectos…

Mi Señor complacido tomo el Flogger y retiro cera de su pecho con algunos golpes.

Fue entonces cuando me pregunto que si ya usaría las cerezas, le respondí con un si que casi fue un grito, (me gusta jugar con las cerezas) fui por mi paquetito y un par de guantes, mas que nada porque mis uñas estaban un poco largas y no quería lastimar a tan buena niña…

Me coloque en la cama junto a las piernas de Carmilla, ella muy bonita las levanto para que pudiera yo usar sus orificios, entonces lubrique mi mano, comencé insertando un dedo, luego dos, luego tres, era tan grato y tan calientito, y después de que mi Señor anduvo por ahí, todo aquello estaba tan húmedo que fácilmente pude haber metido mas dedos, pero esa no era la intención, tome una Cereza y la metí en su interior, volví a meter los dedos y jugué un ratito con ella ahí, a Carmilla le parecía interesante el como se sentía… pero si era así con una que pasaría con mas le pregunte, entonces metí una segunda Cereza, luego la tercera, cuarta, quinta, en cada ocasión metía mis dedos y jugaba con ellas dentro haciéndolas a un lado y otro, aventándolas y tratando de agarrarlas, cada vez era un poco mas difícil por la falta de espacio,  entonces metí la sexta Cereza, mis dedos ya no podían moverse, solo 6!!!

Saque una cereza, se la di a comer a Carmilla, la segunda y la tercera también las disfruto,  confesare la cuarta cereza me la comí yo, un completo acto de canibalismo, pero si, la disfrute, estaba calientita, dulce, jugosa, será que su interior en esos minutos que estuvieron ahí les dio un sabor especial… Se comió la quinta y la sexta.

Entonces busque la Séptima, solo por malicia la metí por su ano, la cereza estaba perfectamente detenida entre mis dedos por el pabilo, Carmilla estaba relajada, la saque una vez, volví a meterla y la volví a sacar, pero aun no sé que fue lo que paso por su mente que al meterla por tercera ocasión de pronto apretó y se desprendió el pabilo de la Séptima Cereza,  yo con toda prisa en un intento por rescatarla (malosamente) sugerí meter mis dedos en su ano, pero me dijeron que no, que la metería mas, cosa que era cierta, entonces metí mis dedos nuevamente en su vagina y la detecte, la cereza escurridiza se estaba yendo mas atrás, tenían razón, no la sacaría con mis dedos de ninguna forma, así que le dejamos a la sabia naturaleza se hiciera cargo de ella.

Carmilla termino dándose un rico baño de agua tibia para terminar de quitar la cera que el Flogger de mi dueño no retiro, salimos de la habitación para llevarla a su casa, al dejarla y ya de regreso mi Señor puso su mano en mi pierna y me dijo

--No hemos terminado, hay juguetes que no fueron usados,  sigo excitado y quiero seguir jugando, así que te toca Perrita mía—

Acelero y regresamos al mismo motel…