EL
PROTOCOLO BDSM
No se
discute que en el BDSM existe un conjunto de normas razonables y sensatas
que determinan cómo deben ser nuestras conductas, comportamientos y
relación con otras personas, a su vez saber qué podemos esperar de los
demás. Básicamente es lo que podríamos denominar Protocolo. En el
Diccionario multilingüe de BDSM de Bartomeu Doménech (Ed. Bellaterra 2004)
se define como “conjunto de reglas que hay que observar”.
Además de
lo anterior, el Protocolo sirve para desarrollar la fantasía y la
imaginación, adornan el vínculo y la relación, explicitando cada uno de
los pasos que debes seguir durante un encuentro. Ambas formas de
entender el Protocolo fueron denominadas en un debate celebrado en Rosas5
(Barcelona) como Protocolo Generalizado (que afecta al BDSM como grupo)
y otro Protocolo Interno (que afecta al vínculo Amo-sumisa) .
No
obstante, algunos practicantes del BDSM se rebelan contra dichas normas,
hay quien las cuestiona y se muestran no partidarios de ellas, otros
matizan en cambio que son defensores de su existencia siempre que no sean
muy elaboradas. Lo chocante de esta observación, que puedes seguir a
través de lecturas en foros y debates, es que aunque se escribe mucho
sobre la conveniencia o no de Protocolo, pocos se atreven a entrar
en el detalle de cuáles son los contenidos de dicho Protocolo, en qué
conceptos se sustenta, de dónde proviene o cómo articularlo
Una razón
de esta carencia es intrínseca al BDSM, consecuencia de su variedad y
su pluralidad de prácticas, de modo que por ejemplo, aquellas reglas a
seguir que pudieran considerarse muy convenientes para la práctica del
Bondage son irrelevantes o quedan sin efecto para otras prácticas más
próximas al sadomasoquismo. La otra razón es dialéctica: ¿Qué incluye el
protocolo? Hay quienes consideran que deben quedar fuera de ser
consideradas Protocolo BDSM aquellas reglas o normas objetivas y
explícitas que se concretan en torno a un evento, organización o
local (denominándolas, tal cual, reglas o normas), y también deben quedar
fuera las que se basan en el respeto y el buen comportamiento de las
personas (por cuanto se presuponen para quiénes quieren relacionarse e
integrarse en el seno de una Comunidad); incluyendo por tanto sólo
aquellas que sí tipifican y adornan propiamente la escena y el comportamiento
en rol del Dominante y de la sumisa.
Otros en
cambio, entre los que me incluyo, consideramos que el Protocolo
está constituido por la existencia del conjunto de normas, valores,
símbolos y formas de relación entre personas, aunque muchas no escritas, y
que son las que confieren un carácter singular y específico que permiten
apelar a los términos Subcultura BDSM y Estilo de Vida BDSM.
Como soy
consciente que el debate sobre el Protocolo continuará después de
éste Artículo, y quizá más por un sentido de previsión para cuando las
cosas suceden demasiado tarde, prefiero hacer referencia al todo y
no quedarme solo en una parte. Debemos tener claro que no existe un único
Protocolo. El propósito de éste artículo es mostrar dónde y cómo actúa el
Protocolo y cuáles son las claves para que cualquier practicante
(inicial o con experiencia) sepa desenvolverse con su mejor conocimiento
y capacidad relacional dentro del BDSM.
Algunos
errores frecuentes respecto del Protocolo El Protocolo existe porque
existen las relaciones entre practicantes del BDSM. Es necesario para la
buena armonía y convivencia de quienes se relacionan. Creo que debemos
tener en cuenta, ante todo, a quién afecta el Protocolo. Un error
muy común es pensar que el Protocolo solo se aplica cuando se trata
de actividades organizadas que congregan a un amplio número de
practicantes del BDSM. Unas pautas de comportamiento en una relación Amo –
sumisa ya forman en su conjunto un Protocolo. Incorporar a una tercera persona
a ese vínculo o relación implica necesariamente explicar cómo se
manifiestan los roles en dicho vínculo. Es verdad que, donde se hace
público y manifiesto el Protocolo es en las Organizaciones, locales
con espacios acondicionados para BDSM y aquellos eventos puntuales para el
encuentro y desarrollo de algunas prácticas. Cada uno de estos casos
puede tener especificidades aunque la mayor parte de sus normas son
comunes.
Otro
error muy frecuente es pensar que el Protocolo solo se refiere a cómo
debe comportarse una sumisa o esclava frente a su Amo, y por indicación de
éste a otros Dominantes y sumisas. Se olvidan que el Protocolo
también debe ser seguido y respetado por los Dominantes (la falsa idea del
Amo “dios”) en relación a su sumisa y esclava, en la relación con otros
Dominantes y para con otras sumisas.
Una
generalización que también da lugar a errores frecuentes, es pensar que
el Protocolo solamente se extiende a aspectos como el código de vestuario,
un argot específico, uso de instalaciones o aplicar las normas sólo en el
momento del desarrollo de una sesión o juego BDSM.
Para
terminar con la descripción de situaciones que considero erróneas, otra que se
da con suma frecuencia es la que considera que el Protocolo se aplica sólo
con quien ha dado muestras suficientes de merecerlo. Como forma de
comunicación, el revela mucha información: apariencia externa, estética,
saber estar, carácter del rol y experiencia.
Los cuasi
Dogmas del BDSM
El
Protocolo existe porque el BDSM incide, afecta y altera al estado físico y
emocional de quienes lo practican. En cualquiera de sus variantes, el BDSM
desarrolla relaciones asimétricas: Una persona inmoviliza - otra queda
inmovilizada; una persona ejerce autoridad y poder - otra obedece; una
persona inflinge dolor y humillación - otra lo experimenta.
En un
nivel superior, inviolable por describirlo de algún modo y que
pudiéramos considerarlas como dogmas están un conjunto de valores que
giran sobre los conceptos “Seguro, Sensato y Consensuado” (acrónimo SSC);
y “Riesgo Asumido y Consensuado para la práctica Sexual Alternativa”
(acrónimo RACSA o RACK). Esta terminología conceptual, tantas veces citada
y redefinida en cualquier espacio virtual o físico de BDSM, trata de
garantizar que entre los participantes quedan consensuadas las prácticas,
las formas de comunicación y mecanismos de seguridad, los límites y
alcance de dichas prácticas; y que el proceso de recuperación o cuidado
que se requiere y que cualquier alteración negativa física y emocional
quedará adecuadamente reestablecida.
Otro
conjunto de valores están destinados a identificar las actitudes y
aptitudes que deben identificar los roles superior e inferior en
estas relaciones asimétricas. Básicamente es responder a dos
preguntas: ¿Qué se espera de un Dominante?, ¿Qué se espera de un sumiso?
Aquí el Protocolo es más díscolo y difícil de precisar, porque cada
Comunidad BDSM acentúa unas cualidades o unos rasgos en detrimento de
otros, buscando una mayor adaptabilidad para el conjunto de personas que
congrega (por ejemplo, las sociedades hispanas han enfatizado mucho en
aquellos valores que identifican claramente al BDSM fuera de toda sospecha
relacionada con el predominio del hombre sobre la mujer y situaciones de
abuso sexual). Pero todas las Comunidades tienen en común que describen
las características del comportamiento esperadas en ambos roles y el
alcance de las respectivas responsabilidades y obligaciones de todos los
practicantes según sea su rol. Están muy difundidas las 10 reglas para
los Dominantes y las 10 reglas para la sumisa :Paciente, humilde, mente
abierta, comunicativo, honesto, sensible, dominante/sumiso, realista,
cuerpo sano, y diviértase.
Las
cualidades del Protocolo El BDSM no ha desarrollado su propio
Protocolo sobre la base de un precedente ideológico o una corriente
filosófica, ni siquiera una fantasía, (aunque el goreano
tiene especificidades propias del mundo fantástico que recrea) .
Podemos
afirmar que, por una parte, el Protocolo del BDSM es el resultado
de incorporar elementos específicos de su tradición, como pueden ser por
ejemplo, el uso de un lenguaje – argot BDSM; las formas de tratamiento que
marcan la distancia entre roles; determinadas formas y variantes de
vestimenta y desnudez corporal; el uso de símbolos y adornos para el cuerpo;
la adopción de determinadas posiciones corporales; algunas consideraciones
relacionadas con la seguridad en la práctica BDSM, y todas aquellas otras
variantes que hacen del Estilo de Vida una práctica relacional y
sexual alternativa que transgreden a las tradicionales y convencionalmente
establecidas en nuestras sociedades. Y por otra parte, añadido a lo
anterior, incorpora para sí valores universales como son el respeto a las
personas, el sentido común, las buenas prácticas, y mantener las buenas formas.
La
cualidad más importante de un Protocolo es su utilidad práctica, y en el BDSM
la cumple. Existe porque es útil para cada situación. Por tanto su
existencia y la consideración de ser tenida en cuenta no actúan de
forma coercitiva ni merma creatividad a quienes la cumplen. Más bien
al contrario, enfatiza y genera más atención para que el respeto, las
buenas prácticas o las buenas maneras se lleven a la práctica
con exquisito cuidado.
En los
vínculos Amo – sumisa, este sentido de la utilidad hace que el Protocolo
actúe como un instrumento poderoso del aprendizaje a través del
condicionamiento operante o instrumental, es decir, a través del
reforzamiento y del castigo tan ampliamente utilizados en el BDSM.
Por
ejemplo, recientemente leí las instrucciones que un Ama daba a su sumiso
para preparar la mesa para ella y sus invitados y la forma de servirla:
absolutamente nada de aquellas instrucciones tenía alguna particularidad
específica para el BDSM, todo lo contrario, era el resumen de
cualquier manual de vestir y servir una mesa de comensales. Pero su sumiso
debe cumplirlo con sumo cuidado sabiendo que su Ama estará muy
atenta de que sigue las instrucciones, o sufrirá las consecuencias de
su castigo, en definitiva, el sumiso pondrá en práctica un Protocolo
que le obliga a manifestar su conducta de sometido a la voluntad de su
Ama.
Para el
BDSM en general el Protocolo sirve para fijar las pautas generales de
conducta de sus practicantes, la consideración de la admisión o no en el
seno de la Comunidad a nuevas personas y sus posibles prácticas.
Para el
Dominante, el Protocolo sirve para fijar los objetivos a corto plazo en
relación a su vínculo con su sumisa, es decir, dentro de los límites
consensuados, qué cosas practicar y cómo espera que las practique para que
le reporten el beneficio y placer esperados de la entrega
sumisa.
Para la
sumisa, el Protocolo es el camino a seguir para llevar a cabo la
conducta esperada por su Dominante, con el fin de proporcionarle el
bienestar y placer debidos y como fuente para la obtención de su propio
placer. El Protocolo ayuda para penetrar en el adecuado ambiente de
sumisión, centrándose en las tareas que debe cumplir, dejando a un lado
aquellos otros factores que pudieran condicionar el desempeño eficaz de dichas
tareas.
La
diversidad en el Protocolo
En la
primera parte hemos ido desgranando las ideas precedentes, los errores
de apreciación que frecuentemente se cometen, y finalmente sus cualidades,
hemos estado dando pistas del alcance real de los Protocolos o conjunto de
reglas y normas escritas y no escritas del comportamiento en el BDSM.
Ahora es el momento de ir fijándolas en más detalle.
El
Lenguaje de los Símbolos
Una serie
de símbolos visibles sustentan la mejor tradición del BDSM en el
Protocolo, de las que destaco:
·
El
triskel como emblema del BDSM (Emblema Project) y la bandera (Leather
Pride Flag) que localizamos en muchos espacios para identificar que
congregan a la Comunidad BDSM. En un reciente viaje a Bruselas, donde
banderas de todo país y signo asoman de los edificios del centro de la
ciudad, me detuve a contemplar las decenas de Leather Pride Flag que
ondeaban en sus calles.
·
El negro,
color universalmente usado como forma de vestir que identifica a
la Comunidad y comúnmente aceptado como requisito de participación y
relación con otros.
·
El Cuero,
y posteriormente el látex como tejidos preferentes y con un alto componente
fetichista junto con sus complementos de botas y zapatos de tacón
alto, cinturones anchos y cadenas.
·
El
Collar, símbolo universalmente utilizado para describir un vínculo
de Dominación – sumisión, la señal inequívoca de pertenencia a un
Dominante, en sus variantes de collar de entrenamiento y disciplina o
collar de paseo.
·
El
anillo, alegoría del anillo descrito en Historia de O, otra variante de señal
de pertenencia.
·
Las
listas de prácticas BDSM, playlist, como primer paso - norma para proceder a la comunicación
y establecimiento de las afinidades, prácticas posibles y límites
dentro del BDSM entre dos practicantes de diferente rol.
·
El
contrato, temporal o indefinido, manifestación escrita de los propósitos y
el alcance del poder de un Amo sobre su sumisa.
·
Las
ceremonias y rituales, las más difundidas las de Iniciación, de las Rosas
(o consagración de un vínculo) y la del Té (inspirada en el mundo Geisha).
A estas hay que añadirles aquellas otras que cada Organización o
grupo de amigos BDSM deciden llevar a la práctica (por ejemplo, bajo el
nombre de rituales, los peruanos de LoveChains han incorporado una amplia
variedad) .
·
Los
pañuelos de colores, complemento utilizado en ambientes homosexuales
como forma predominante de identificarse en una tendencia dominante o
sumisa y en qué grado de implicación o compromiso de relación mantiene su
vínculo. Su origen comenzó en la costa oeste de Estados Unidos y enseguida
recorrió todo el país y el sur de Canadá.
El
Protocolo para el vínculo Amo – sumisa, la humillación y servidumbre.
En este
caso nos referimos a las pautas (algunas veces más que pautas son
reglas inviolables) a seguir y normas de conducta que afectan de forma
exclusiva a una relación Amo – sumisa. Estas, por lo general, son las
instrucciones precisas que el Amo consensúa con su sumisa que
afectan: Al conocimiento mutuo, los límites y limitaciones a partir del
trabajo sobre una lista de prácticas.
·
Desde el
nombre de la sumisa hasta la forma de tratamiento y uso del Usted;
Amo; Señor; Dueño; etc.
·
Habla,
mirada y posiciones corporales .
·
Uso del
tiempo, de los espacios y del mobiliario
·
Formas de
servidumbre, incluida la sexual
·
Celebración
de Rituales y ceremonias
·
Vestuario
y desnudez
·
Relaciones
de la sumisa con otras personas del BDSM
·
Publicidad
o no de la existencia del vínculo y Grado de concreción o vinculación de
la relación, temporal o indefinida, parcial o con tendencia a una Cesión
Completa de Poder (Total Power Exchange).
·
En el
proceso de aprendizaje de la sumisión, la humillación y la servidumbre se
requiere por parte del Amo una serie de pautas e instrucciones (tantas
como sea posible según sus objetivos, y cuanto más descritas mejor) que
ayuden a la sumisa para cumplir su misión. Cuando el Amo planifica escenas
de humillación se basa en las fantasías propias y las de su sumisa,
desempeñará su rol y actuará con autoridad y creatividad, y exige de la
sumisa estricta obediencia, cumplimiento y sometimiento. Es aquí donde
el Protocolo demuestra sus beneficios.
·
A través
de la humillación la sumisa se somete a la voluntad de su Amo. La obliga
a darse cuenta de cuán profundamente es esta decisión y que obedecer no
siempre resultará grato y fácil. Afectará psicológicamente a la sumisa en
aspectos positivos en unas ocasiones, y quizá en la mayoría de un modo
negativo, de ahí la importancia que el Amo conozca muy bien a su sumisa y
emplee con suma precaución la humillación. El Amo es siempre responsable
del cuidado somático de la sumisa, de su crecimiento en la relación y en
el desarrollo de la sumisa.
·
La
humillación está asociada a estas prácticas: Adoración, animalismo, aspecto
físico, ceremonias, castigos, comunicación Amo-sumisa, control de
decisiones, dolor, exhibicionismo, forma de hablar y mirar, forma de
vestir, mortificación, objeto, posiciones corporales, rituales, rol de
edad, rol de género, servidumbre funcional, servidumbre sexual (homo,
hetero y bisexuales) y súplica.
·
Adicionalmente
y de forma pormenorizada, el Amo que planifica a través de un detallado
Protocolo las escenas de humillación puede beneficiarse en: Facilitar a
la sumisa que asuma su rol, entrar en la sumisión y sentirse
realmente sometida.
·
Potenciar
la humildad en la conducta de la sumisa, aceptando que la humillación
es un poder que ejerce su Amo para que ella obedezca y le satisfaga. La
dimensión y alcance de este comportamiento humilde queda restringida al
universo de su Amo y sólo en este espacio es donde deberá
manifestarla. Modificación de la conducta de la sumisa. La humillación es
empleada para romper con las pautas y convencionalismos de cada
uno .
El
Protocolo en Internet
Durante
los primeros años del Internet, el Protocolo o normas de
comportamiento sirvieron para reconocer quién era practicante – interesado
en el BDSM y quién un desafortunado curioso. En los últimos cinco años y
la incorporación de miles de nuevos usuarios, esa capacidad de
reconocimiento no es posible (algunos sarcásticos dicen que es cuestión de
repetir cuatro sencillas reglas). A la vez que se han generalizado
y proliferado los espacios virtuales donde supuestamente se agrupan los
practicantes de BDSM (donde cada vez que se habla es más de todo lo
insustancial que de BDSM). De modo que, pese a existir normas de acceso y
comportamiento, los administradores - moderadores de estos espacios
parecen más vigilantes - policías persiguiendo a los que incumplen dichas
normas, sobre todo si son las más esenciales. Con lo que el
Protocolo tiende a diluirse y en muchos casos a desaparecer para quedar
relegado a los contactos privados.
Hasta el
momento, el Protocolo de los espacios de BDSM en Internet
contempla habitualmente:
·
El
respeto al otro como forma esencial de comunicación. Una norma básica
que persiste auque desgraciadamente también se transgrede.
·
Formas de
identificar los apodos o nicks de los participantes, según sean sus roles
Formas de habla, conversación y de tratamiento entre los participantes, según
sean sus roles.
·
Formas de
organizar las actividades dentro y fuera del espacio virtual
(las comúnmente denominadas Kedadas), así como de los debates y
tratamiento del conocimiento y la información acerca del BDSM.
·
Formas de
resolver los conflictos que puedan producirse entre participantes.
·
Últimamente
tengo la impresión que también se ha perdido en sustitución del webmaster-juez
y parte.
·
Formas de
contribuir al sostenimiento económico e informático del espacio virtual.
El
Protocolo en Organizaciones y Locales de BDSM
Estas
normas que tienen en común:
·
Formas de
acceso a las organizaciones, derecho de admisión y preservación de
la identidad de los asistentes.
·
Formas de
organización y administración.
·
Formas de
desarrollo de actividades de performance y sesiones BDSM grupales.
·
Uso de
las instalaciones y prácticas permitidas.
·
Formas de
moderación de grupos de debate e integración de nuevos miembros.
·
Formas de
intervención en caso de conflictos.
Bajo la
denominación de Código de Conducta la Society of Janus establece 10
reglas para sus miembros, cuya máxima es no perturbar el juego de los
demás. En cambio, el Club Rosas5 ha optado por la denominación de Régimen
Interno y amplía hasta 15 las normas que deben ser respetadas.
lgunas
Organizaciones desarrollan sus Protocolos inspirados en la literatura y
la fantasía, tipo Roissy y Samois (inspirados en la Historia de O), y las
Goreanas (inspiradas en la novela de John Norman) entre otras.
El
Protocolo entre Dominantes.
·
Respeto:
A su persona, a sus límites y a su vida privada. Respeto a su
anonimato (incluido el nick) salvo consentimiento previo.
·
Discreción:
Las conversaciones particulares no tienen por qué ser reveladas.
·
Previamente
a una invitación, debe conocer quiénes son el resto de invitados.
·
Consideración:
Si no es conocido ni hay referencias, es tratado como Dominante en un
trato de igualdad, sin dudar de su condición salvo un comportamiento que
haya manifestado lo contrario, y aún así tiene el derecho de,
privadamente, exponerle las razones por las que ha dejado de tener tal
consideración.
·
Reconocimiento:
A su pertenencia en la Comunidad BDSM, a su experiencia en el BDSM y a su
Maestría.
·
Preferencia
de Anfitrión: En su domicilio y en su Comunidad. A ser considerado Master
de Master y/o Maestro de Ceremonias donde es reconocida su experiencia
y maestría. A ser el primero en el uso y disfrute del juego SM donde es el
anfitrión.
·
En
presencia de sumisas, actuando en rol, tendrá preferencia ante ellas.
·
Inviolabilidad:
Su propiedad es suya y es inviolable. Para poder hacer uso de ella debo
contar con su debida autorización. La presencia de un collar (aún en periodo
de pruebas) es suficiente para garantizar que su propiedad es inviolable.
·
Interés:
Y atención preferente a lo que diga o haga por su condición Dominante.
·
Visión:
Tiene derecho a tener una visión diferente, incluso completamente
diferente de la práctica del BDSM, sin tener por qué ser prejuzgada o
criticada por mi parte, siempre en la seguridad, sensatez y
consenso.
·
Reciprocidad:
Consensuar formas recíprocas de Protocolo.
El
Protocolo entre sumisas.
El
Protocolo más usado contempla la hermandad entre las sumisas y
esclavas, como forma de comprensión, aprecio y apoyo mutuo. En otras
ocasiones, este Protocolo se vuelve más estricto cuando resulta
necesario para la escena o práctica de Dominación – sumisión que se quiere
llevar a cabo.
Algunas
sumisas realizan actividades encaminadas a la información – orientación
y acompañamiento de otras que recién se inician. En estos casos se
concreta el reparto de tareas, cierta jerarquía basada en la xperiencia y
el alcance y responsabilidad de dicha tarea sin menoscabo de las acciones
y decisiones que pueda tomar 1 Dominante.
El
Protocolo en la Seguridad
La
práctica del BDSM conlleva asumir riesgos a partes iguales entre Dominantes
y sumisas, del mismo modo que minorarlos y aumentar las condiciones de
seguridad son responsabilidad de ambos roles en base al conocimiento de
las prácticas, la experiencia y la forma de actuar en caso de lesiones
olvidamos con frecuencia la conveniencia de tener disponibles las pautas a
seguir para aumentar la seguridad de nuestras prácticas. Son algunos
ejemplos: Safeword o el posible uso de la palabra de seguridad durante el
desarrollo de una sesión BDSM
·
Instrumental
y atención de primeros auxilios sanitarios.
·
El
conocimiento de la seguridad en el Bondage
·
El
conocimiento de la seguridad en el Spanking y azotes
·
El
conocimiento del Aftercare o cuidado Post Sesión.
·
El
Protocolo para dirimir conflictos dentro del BDSM
Este tema
sigue preocupando a muchas Comunidades BDSM, comunidades
formales (legales) o informales (amigos que se juntan para celebrar y
jugar). Estas son las soluciones que proponen:
La
existencia del Master of Masters, que en los locales de BDSM suele ser el
dueño del local, (tiene el derecho de admisión y de expulsión, es el
responsable de la mazmorra y él decide quién, cómo y cuánto juega). En las
Comunidades, el Master of Masters resulta elegido de forma temporal y se
ocupa de coordinar el desarrollo de las actividades o sesiones. En
domicilio particular coincide con el anfitrión, salvo que reconozca entre
los Dominantes alguien con más crédito, pericia o experiencia que él y
delegue esa tarea.
La
existencia de la Slave of slaves, otros la llaman Slave Guardian, otros
Slave Guide; cumple la misma función que las anteriormente
descritas.
Cuando se
trata de aplicar la disciplina en un mal comportamiento de un Dominante
es donde surge grandes discusiones. En el común de los casos se determinan
cuatro situaciones: Aviso, Amonestación, Exclusión, Denuncia
Aviso: Debe
detener el desarrollo de la sesión en ese instante y es reconducido
o guiado hasta darlo por concluido. Apartado del escenario, acompañado y
aislado en un feedback se analiza el comportamiento observado y cómo
reconducirlo. Este hecho no es considerado como punible, al contrario, se
considera muy seguro y es habitual: una comida que causa malestar; una
copa con efecto indeseado; un subspace con reacciones inoportunas; pasar
desapercibido un safeword; o simplemente un entrometido que se dedica a
tomar fotos de una escena sin permiso... o el que se pone a hablar por el
móvil-celular en el momento más
inadecuado.
Si el aviso es reconocido, vuelve al escenario. Si no reconoce el
aviso, es invitado a abandonar el lugar.
Amonestación:
Es en los casos anteriores que no reconoce el aviso y persevera en
el comportamiento inadecuado y no atiende la indicación de abandonar el
lugar del Master of Master. Se hace llegar un día o dos después de haber
ocurrido el incidente, ofreciéndose diferentes opciones en función de la
causa: Retirada
temporal
de los encuentros; Práctica con un Amo Guía o Tutor; o un tiempo con
una participación - pasiva, asiste pero no juega activamente. En cualquier
caso, la amonestación es un diálogo posterior, comprensiva y que busca el
consenso. Es un derecho del amonestado ser escuchado y actuar en descargo,
aportando cuantos considerandos o testigos considere oportunos. Se procede
a reexaminar el contenido de su amonestación, su retirada o su
ratificación.
Exclusión:
La medida más tajante que se da en las comunidades BDSM a nivel interno.
Si el amonestado no está de acuerdo con reconducir su comportamiento
y práctica, se procede a comunicarle que queda excluido de las reuniones
que pueda tener el grupo o Comunidad. Igual que la amonestación, existe
con el excluido un
encuentro
y un diálogo.
Denuncia:
Se entiende por tal el legítimo derecho de cualquier ciudadano de
recurrir al amparo de su protección personal y legal. En el BDSM
este es un derecho personal e intransferible de cada persona, no está
negado nunca, cada practicante es libre de ejercerlo siempre, siempre e
independientemente de que la Comunidad BDSM haya comenzado o no los pasos
previos anteriormente explicados.
Documento traido desde los Amigos del BDSM.