Cereza

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martes, 28 de septiembre de 2010

La Mascara.

Me dio la oportunidad de verlo de nuevo al siguiente martes, llegue con 5 minutos de tardanza, sabia que me castigaría por hacerlo esperar, al ver su sonrisa me sentí reconfortada pero al ver sus ojos me temblaron las piernas, no sabia que tenia en mente pero se que disfrutaba el solo hecho de planearlo, se estremeció mi interior, se humedeció mi entrepierna…

Al estar a su alcance me tomo de la cintura con una mano y con la otra tomo mi cabellera y me acerco a su boca, tomo mis labios besándolos con impaciencia, sentí sus dientes rozarlos, como su lengua se metía y jugaba con la mía, se separo solo un poco para decirme –llegas tarde putita—me disculpe por el trafico, aun cuando salí con tiempo de sobra no pude llegar antes, pero no dijo nada solo sonrío.

Me tomo del brazo y fuimos a su auto, nos encaminamos a el Motel platicando de cualquier nimiedad en esos minutos, al llegar observe la cama era de tipo colonial, tenia una cabecera de metal, postes altos en las 4 esquinas de la cama, me tiro a la cama y ordeno abrir las piernas… me toco y rectifico que siguiera depilada, me aclaro subiríamos de tono en cada ocasión hasta hacerme una esclava disciplinada, me ordeno me desvistiera coloco en mis manos unas esposas pasándolas por la cabecera, abrió mis piernas y las ato a los postes, mis ojos lo seguían en cada movimiento que hacia, observe como cuidadosamente colocaba la maleta en la mesa de a un lado, saco una mascara de piel con cierres en ojos y boca, el verla no fue problema, fue al notar esos ojos que me hizo estremecer, se le notaba el como disfrutaría lo que estaba por pasar, su boca se entre abrió y alcance a ver su lengua como se paseaba lentamente por sus dientes, tuve una contracción interna en ese momento.

Se acerco a mi y me dijo –esto es por llegar tarde- entonces me mostró en su mano una mordaza, la mascara había acaparado mi atención, nunca me fije que saco una tira de piel con una pelotita de color rojo, la metió en mi boca y la ato por detrás, inmediatamente después me ponía la mascara cerrada, por un momento me sentí claustrofóbica pero en segundos comprendí que lo merecía por mi falta. No me moví.

Escuche como cortaba el viento el látigo, me estremecí, trate de concentrarme para saber donde me tocaría pero no pude, en ese momento lo sentí en mi muslo derecho, fué en varias ocasiones hasta que cambio al izquierdo, mis senos sintieron al igual sus caricias, estuve a punto de gritar cuando toco mi entrepierna, me contuve, no me movía, no gritaba, no hacia nada, solo recibir mi correctivo.

Creo que eso lo sorprendió ya que me dijo que –que linda perrita, no hace ruidos—al tiempo que acariciaba mi piel punzante, hinchada… con una carcajada dijo que no necesitaba los amarres de los pies para lo que venia, al desatarlos ordeno me diera vuelta, lo hice, las esposas lastimaban mis muñecas, mi espalda quedaba al descubierto, sabia me tocaría con su látigo pero no fue así… levanto mi cadera y coloco un par de almohadas dejando mis orificios expuestos, introdujo un par de dedos en mi vagina como si escarbara buscando algún tesoro, solo encontró humedad, metió esos dedos a mi boca ordenándome los lamiera, al estarlo haciendo me felicitaba por lo rico que sabían mis jugos, y volvía a meterlos pero esta vez pasaba esa humedad a mi ano fue cuando me dijo que lo anterior esa solo para calentar, escuche como destapo un frasco dejando caer en mis nalgas un liquido espeso que escurría, de pronto metió en mi vagina un consolador que me causo una sensación extraña, no era liso, su textura no supe definirla, después de jugar ahí un rato comenzó a tocar mi ano, lo introdujo ahí, fue doloroso, intente moverme pero me dio un par de nalgadas, me advirtió que si volvía a intentar quitarme amarraría de nuevo mis pies, metió mas aun el consolador, era necesario me quitara de ese lugar pero no pude, me dio un par de golpes haciéndome sentir mis nalgas calientes, amarro los pies dejándome inmóvil, regreso a mover ese horrible consolador que me hacia sentir caliente mi interior, ardía, fue terrible, afortunadamente no duro mucho con eso, menciono como mi ano quedaba abierto, encajaba sus dedos en mi vagina, sobrevenía un orgasmo, intente detenerlo pero no pude, en mi mente solo estaba el hecho de que no pedí permiso para tenerlo, El se dio cuenta de ello, y me lo autorizo diciendo –vente putita, mójame—lo disfrute.

Quizá fue esta sensación de placer que lo hizo querer tener algo igual entonces tomo mi cadera y entro en mi ano lentamente, aun tenia la sensación quemante del consolador mas fue disminuyendo poco a poco con el movimiento pausado que tenia, mi Señor disfrutaba como mi ano ajustaba perfecto a su miembro, la lubricación que tenia gracias al liquido que puso antes permitía deslizarse con libertad, por momentos se detenía un par de segundos dejándose entrar con una fuerte embestida que me hacia arquear mi espalda por placer, ordeno me moviera, El se quedo quieto dejando mi cadera moverse, al estar sobre las almohadas me dio libertad para manejar la profundidad y algo de movimiento, lo hice con gracia y persistencia, mi Señor hacia esos sonidos guturales de placer, por momentos me tomaba de las caderas para acuciar el movimiento, me deje llevar por sus manos cuando me vino un Orgasmo Anal, fue diferente, una sensación de placer que nunca había tenido, El me seguía moviendo, al sentir mi orgasmo incremento la velocidad, sus manos apretaban mi cadera, decía --si putita, dámelo, dámelo, que me vengo contigo--- mi cuerpo se arqueo, mi piel se erizaba por completo, estaba empapada por su sudor, el mío y ahora escurría por mis orificios, fui colmada en placer.

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